porque es tarde, Dios mío,
y se nubla el camino;
porque temo perder
las huellas que he seguido,
no me dejes tan sola y quédate conmigo.
Porque he sido rebelde
y he buscado el peligro,
y escudriñé curiosa
las cumbres y el abismo,
perdóname, Señor,
y quédate conmigo.
Porque ardo en sed de Ti
y en hambre de tu trigo,
ven, siéntate a mi mesa;
bendice el pan y el vino.
¡Qué aprisa cae la tarde!...
¡Quédate al fin conmigo!
y se nubla el camino;
porque temo perder
las huellas que he seguido,
no me dejes tan sola y quédate conmigo.
Porque he sido rebelde
y he buscado el peligro,
y escudriñé curiosa
las cumbres y el abismo,
perdóname, Señor,
y quédate conmigo.
Porque ardo en sed de Ti
y en hambre de tu trigo,
ven, siéntate a mi mesa;
bendice el pan y el vino.
¡Qué aprisa cae la tarde!...
¡Quédate al fin conmigo!
Ernestina de Champourcin, Liturgia de las horas
Quedate conmigo, me quedo contigo!! Tu eres mi Dueño, mi mayor Bien, nada hay comparable a Ti!!
ResponderEliminarMe resulta muy agradable esta oraciíon, cuando uno se siente abatido, cansado de remar en un mar de incertidumbres
ResponderEliminarQué hermoso!!! gracias!
ResponderEliminarLo había olvidado, es muy hermoso!
ResponderEliminares hermoso despertar sabiendo que por mas abatidos que estemos no estamos solos, que hay alguien que nos sostiene en la palma de su mano.-
ResponderEliminar