domingo, 4 de agosto de 2013

Hacernos ricos ante Dios


Todos los bienes de este mundo resultan vacíos si no somos capaces de ordenarlos adecuadamente. Jesús nos insta a hacernos ricos ante Dios. Si nuestra relación con las cosas no tiene más fin que nuestro provecho, entonces las perderemos totalmente en el momento de la muerte. Si, habiéndolas utilizado también en nuestro legitimo provecho, además hemos buscado a través de ellas la gloria de Dios, entonces alcanzan un brillo y un valor que ahora pasan desapercibidos a los ojos del mundo, pero que serán visibles en el cielo.

2 comentarios:

  1. Busquemos pues los bienes de arriba donde esta Cristo el Señor!

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  2. El oro brilla.......pero es como el becerro que construyeron los israelitas..se desvanece enseguida.....la Luz de Dios .....dura siempre...

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