Cuando me acose el hastío,
cuando el corazón me duela
me acogeré a Ti, Dios mío,
solo tu amor me consuela.
Cuando me hiera el zarpazo
de la ingratitud, Señor,
me refugiaré en tu abrazo,
que no hay refugio mejor.
Cuando me dejen a un lado
como aun viejo trasto más,
Tú Señor, tan olvidado,
sé que no me olvidarás.
Cuando vacile mi paso
tras el último arrebol,
sé que detrás de mi ocaso
me estará esperando el Sol.
Y sé que allí en la frontera
del último más allá
donde nadie nos espera,
aunque nadie me quisiera,
tu Amor me recibirá.
José Luis Carreño
Salmo 31 - Tu eres mi refugio
bendiciones
ResponderEliminarbrabo
ResponderEliminarFelicidades, muy lindo
ResponderEliminarPrecioso...!Qué sería de nosotros sin Dios!.......Bsss
ResponderEliminar